Después de un buen verano de viaje, entrenamientos y competiciones por Europa, volvemos a los Cursos SIV.
Comenzamos el 30 de septiembre con un grupo de seis pilotos venidos de Portugal, China y Japón y buenas condiciones meteorológicas, que más necesitábamos? Pasamos la mañana con la clase teórica sobre plegadas y control del cabeceo, seguido de la práctica en los simuladores, y el primer vuelo rompiendo esa barrera de ser remolcados por una lancha a cientos de metros de altura.
Día dos, a las 9.00 de la mañana estábamos todos listos. Buena brisa de levante y el sol apretando desde temprano. Era hora de probar las plegadas con acelerador. La reacción de las velas son más rápidas y agresivas, pero todos los pilotos supieron controlar sus velas. En el segundo vuelo pusimos en práctica las bandas Bs. Algunos pilotos frenaban en el momento incorrecto, parachutando sus velas. Es importante dejar volar el parapente, y no abusar de los frenos para no provocar una incidencia, en este caso, parachutar la vela o peor aún, que entre en pérdida. Después de un día intenso, volvemos para la última teoría, espirales y esquivos.
Día tres, misma hora. En este caso, brisa de poniente, por lo que nos movemos a otra zona del embalse de Bornos para despegar. Llegó la hora de sentir velocidad y fuerza G con las espirales.
Algunos pilotos habían practicado las espirales antes, por lo que nos enfocamos en salir de ellas con suavidad y sin cabeceo, y el resto, pues empezando desde cero, salidas con mucha energía pero sabiendo controlar el cabeceo que viene después. Esquivos, esa maniobra que pocos pilotos conocen, pero evitan una colisión en vuelo con otro piloto o ave, realizando un pequeño negativo controlado en la vela, cambiando de dirección rápido con una posterior abatida.
La mayoría de los pilotos de este curso llevan más de 10 años volando, sin haber realizado nunca un curso SIV, y después de este, su manera de volar cambió drásticamente, cambiando malos hábitos y posiciones a la hora de controlar el parapente. Para los nuevos, fue un paso muy grande hacia delante para volar con mayor seguridad sus parapentes y saber dónde están los límites.
